Podría decir que siento una atracción exagerada por el mundo de la moda y el diseño. Me encanta la idea de crear ropa, diversos estilos y maneras de llevarla. Pero todo ese mundo esconde una realidad bien cruda; la creación de mujeres irreales de talla 34, con pecho voluminoso en muchos casos, que lucen la indumentaria realizada por diversos diseñadores.
Hoy en día no tenemos claro que son mujeres reales negociándose el cuerpo femenino, creándolo y sometiéndolo a operaciones quirúrgicas gracias al bombardeo de diversos tipos de anuncios publicitarios que contribuyen a esa creación del canon de belleza implantado por nuestra sociedad. Y es que en cierto modo la mayoría de nosotras dejamos que nos hipnoticen (en los últimos diez años, por ejemplo, se ha multiplicado por cuatro o cinco las operaciones de mamas) e incluso a veces sentimos la necesidad de seguir esto, debido a que nos lleva a tener una gran cantidad de complejos, inseguridades, baja auto-estima y un largo etc.
Todo esto nos permite ver de manera muy simple las exigencias que se les imponen a las mujeres, llegando al punto de que, de manera exacerbada, somos vistas como meros objetos sexuales y maniquíes de escaparate.
